miércoles, 16 de diciembre de 2009

Publicidad engañosa en el amor

¿Por qué cuando se rompe una relación amorosa sentimos como si nos vaciáramos? Todos hemos sentido alguna vez como si nos clavaran el tubo de una aspiradora en las entrañas cuando una historia se acaba.

De pronto te sientes vacío y desorientado. Tu yo interior pierde su identidad, pierde de alguna manera su historia. Esa que compartías con el otro.

Cuando dejamos o nos dejan, cuando el nosotros deja de existir, muere una parte de nosotros.

Siempre he pensado que enamorarse implica en cierta manera inventar al otro. Lo vemos como lo queremos ver y lo convertimos en un espejo que mejora el reflejo del amado.

¿No te ha pasado nunca darte cuenta de repente que la persona que amas en realidad no existe? Primero comienzas a decepcionarte porque esa persona no actúa como tú esperabas, no sabe tanto de cine, no es tan gracioso, no es tan valiente, ni tan inteligente, ni tan divertido... Entonces ves que tú no estás enamorado de esa persona, sino de la imagen que te habías construido de ella, que no existe...

Nosotros somos culpables de ese enamoramiento erróneo. Pero también hay impostores que nos estafan. Porque al principio de una relación todos contamos nuestra historia y creamos ficción. Porque elegimos unas partes de nuestra vida y no otras. Coloreamos más algunos fotogramas, otros los dejamos en blanco y negro. Usamos la cámara lenta o rebobinamos trozos de la trama. Nos convertimos en los protagonistas de una historia hecha a medida. Y contamos con plena credibilidad del que nos lee. Todos lo hacemos, aunque muchos no lo quieran reconocer.

Pero existen algunos productos que se venden con publicidad engañosa. Los compramos con nuestro amor y luego descubrimos el engaño y los devolvemos... ¿A quién podemos pedir el libro de reclamaciones?

El otro día me pasaron unas reflexiones de Carmen Martín Gaite sobre la literatura extraídas de "El cuento de nunca acabar". Explica como cuando dejas una relación, muere la historia que cada uno contó al otro. Nos quedamos huerfanos de interlocutor y un poco vacíos. Da que pensar, ¿no?. Os envío un extracto a ver que os parece: (espero que no me cierren el blog por compartir algo de otro autor =D)

"¡Cuantas veces oímos decir a las personas que vivieron en una casa: "Un día de estos tengo que meterme a ordenar cajones y a tirar papeles viejos!" ¿Pero ahora quién los tira? ¿Y adonde?

Al cesar el amor, queda un residuo de memoria unilateral pero cesa la memoria tejida en común con quien compartió aquella historia. Eso es horrible. El amor va fructificando en memoria cuidada, sedimentada, creada a dúo mediante una trama de narraciones intercambiadas, mezcladas. Mis historias con tus historias. Como cuando los niños se intercambian cromos para pegar en sus álbumes respectivos.
Los orígenes del amor suelen correr paralelos con una mirada de revisión a los propios orígenes. Son narraciones de familia las primeras que se desgranan placenteramente frente a otro como paso inicial hacia la intimidad, hacia ese reconocimiento aún tímido de que empieza a insinuarse el amor.
Lo primero que surge en los agrandes amores creo que que es esta ilusión de que nos hemos topado con aquel interlocutor añorado desde la infancia, el que es capaz de derribar nuestras murallas de recelo y pudor y que parece responder derribando, a su vez, incondicionalmente las suyas. Y entonces se produce el milagro de la combinación azarosa e irrepetible que adviene con el intercambio.
A veces deformábamos la realidad, le añadíamos adornos, y aunque la historia fuera vulgar se volvía extraordinaria; alegre, aunque hubiera sido triste. Cobraba relieve al reflejarse en los ojos que la requerían y le daban albergue; la contábamos solo para alimentar y ver crecer aquella llamita perenne de atención, avivada con el puñado más humilde de tomillo o de retama.
Las narraciones que se inventaron o desenterraron para un "tú" específico -esas que se convierten, con su ausencia, en trastos viejos que no sabe uno dónde poner- solamente podrán cobrar vida cuando las consideramos capaces de transformarse en nuevo material de narración".

3 comentarios:

  1. cuánta razón... el márketing del ligoteo puede ser terrible... me encanta tu blog!

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  2. Anónimo6:53 p. m.

    Perdona el paralelismo, pero al leerte no he podido por menos que sentir ese abandono pero no de la pareja sino del laboral.
    Te puedes llegar a enamorar de una empresa y de las personas que la forman y tu intentas mostrar lo mejor de ti y dejas una parte importantísima en esa relación. Trabajamos tantas horas que muchos de tus recuerdos son vivencias de trabajo, viajes, noches compartidas, nacimientos de soportes que se celebran como si de hijos se tratara. Y de repente vacio.... la historia terminó.
    Lo compramos y lo interiorizamos y ahora como tu muy bien dices...¿donde está el libro de reclamaciones?

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  3. Muchas gracias por vuestros comentarios. Esto de tener feedback es sublime.
    Muy enriquecedor tu paralelismo con el mundo laboral... También se pierde una historia cuando se rompe una relación laboral y nos sentimos perdidos. Lo bueno es que el tiempo todo lo cura, también esas rupturas, y al final acabamos llenado todos esos huecos y volvemos a contar nuestra historia a otros...

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