sábado, 12 de enero de 2013

Grandes revelaciones de la humanidad o cómo los propósitos no sirven de nada si los dejas en el papel


No se alcanzan los sueños tumbado en la cama.
Ni se puede alterar la rotación de la tierra, pero si la tuya.
A veces los trenes no paran, tienes que subirte en marcha.
Otras no pasan y hay que salir en su busca.
Y si se pierden, aprender a volar.
No conocerás a nadie nuevo sin salir a la calle.
Si sigues siempre el mismo camino, llegarás al mismo sitio.
Y si no miras, nunca verás.
Nunca serás escritor, pintor o músico, si no escribes, pintas o compones.
A todos nos gustaría que las cosas fueran de otra manera. Pero son así.
Si no corres, no esperes llegar a la meta.  No lo hagas si no quieres tropezar.
Todo fluye, si te empeñas en permanecer, te quedarás atrás.
El hombre aún no puede leer mentes, ergo el mundo nunca adivinará lo que piensas.
Si quieres dejar una huella, tendrás que pisar más fuerte.
Te convertirás en esclavo de tus fantasmas si no puedes liberarlos.
Si no gritas socorro, nadie te rescatará. Y a veces, aunque grites, tampoco.

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