No hay
nada que podamos hacer para no ahogarnos.
El agua tiene
más fuerza que nosotros y nos arrastrará, es inútil resistirse.
No podremos
flotar, porque nuestros cuerpos enredados pesan demasiado,
con todas esas
piedras que nos han metido en los bolsillos.
Llegaron las
lluvias y nos ahogaron.
No habrá
supervivientes, solo un tsunami y mucha sal
que disecará
nuestros corazones hasta que seamos
solo coágulo.
Hay barro en
el suelo, nuestros pies no pueden moverse
el agua ya
nos llega hasta el cuello, será sólo cuestión de tiempo.
Vamos a
morir todos un día de tanta agua.
Llegaron las
lluvias y nos ahogaron
Antes nos secábamos al sol sin hacer
nada, sin decir nada, sin apenas tocarnos.
Y ahora,
inútiles, movemos brazos y piernas, intentando nadar, para buscarnos, ya estamos demasiado hundidos en el
fango. Hay tanta suciedad en las calles:
hogares,
tierra, troncos, fotografías, sonrisas, pintalabios, basura, perros, gritos.
Si al menos
el agua fuera cristalina, al menos
podría mirarte a los ojos.
Llegaron las
lluvias y nos ahogaron.
Y me tragué
las palabras de papel mojado que nunca te llegaron.
En silencio
nos abandonamos al monzón repentino.
¿Por qué no hicimos
caso a las nubes negras que nos avisaron,
cuando estábamos desnudos bajo el sol?
¿Por que ni
siquiera tratamos de construir una nave en que salvarnos?
Llegaron las
lluvias y nos mataron, mi amor.
No
encontrarán nuestros cadáveres entre la maleza y las ratas
y nunca
sabrás cuánto me arrepiento.
Ya casi no
me queda oxígeno en los pulmones
y a ti las lágrimas
ya te llegan a los tímpanos.
Ni siquiera
podemos gritar.
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