domingo, 26 de enero de 2014

Llegaron las lluvias y nos ahogaron

No hay nada que podamos hacer para no ahogarnos.
El agua tiene más fuerza que nosotros y nos arrastrará, es inútil resistirse.
No podremos flotar, porque nuestros cuerpos enredados pesan demasiado,
con todas esas piedras que nos han metido en los bolsillos.

Llegaron las lluvias y nos ahogaron.

No habrá supervivientes, solo un tsunami y mucha sal
que disecará  nuestros corazones hasta que seamos solo coágulo.
Hay barro en el suelo, nuestros pies no pueden moverse
el agua ya nos llega hasta el cuello, será sólo cuestión de tiempo.
Vamos a morir todos un día de tanta agua.

Llegaron las lluvias y nos ahogaron

 Antes nos secábamos al sol sin hacer nada, sin decir nada, sin apenas tocarnos.
Y ahora, inútiles, movemos brazos y piernas, intentando  nadar, para buscarnos, ya estamos demasiado hundidos en el fango. Hay tanta suciedad en las calles:
hogares, tierra, troncos, fotografías, sonrisas, pintalabios, basura, perros, gritos.
Si al menos el agua fuera cristalina,  al menos podría mirarte a los ojos.

Llegaron las lluvias y nos ahogaron.

Y me tragué las palabras de papel mojado que nunca te llegaron.
En silencio nos abandonamos al monzón repentino.
¿Por qué no hicimos caso a las nubes negras que nos avisaron,
 cuando estábamos desnudos bajo el sol?
¿Por que ni siquiera tratamos de construir una nave en que salvarnos?

Llegaron las lluvias y nos mataron, mi amor.

No encontrarán nuestros cadáveres entre la maleza y las ratas
y nunca sabrás cuánto me arrepiento.
Ya casi no me queda oxígeno en los pulmones
y a ti las lágrimas ya te llegan a los tímpanos.
Ni siquiera podemos gritar.

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