domingo, 22 de diciembre de 2013

Instrucciones para volar

Volar es fácil, sólo necesitas creer que tienes alas. Si te ves gusano, vives a rastras y al final, tarde o temprano, alguien te pisará. Mejor volar.

Seguramente desde niño te han repetido innumerables veces que volar es imposible, tanto que te lo creíste. Para volar, lo primero que tienes que hacer es olvidar todo lo que te han contado hasta ahora.

El siguiente paso será elegir el tipo de alas que necesitas. Tómate tu tiempo. Piensa bien dónde quieres ir y luego elige las alas más adecuadas para ello.

Las de mariposa te permiten volar delicadamente durante veinticuatro horas y ver la vida desde una posición minúscula en la que todo lo que tienes aumenta.

Las de murciélago te ayudan a explorar en la noche territorios desconocidos y a dejar de tener miedo a la oscuridad.

Las de águila son ideales para tomar un poco de distancia y ver los problemas con una buena perspectiva, incluso puedes llegar tan alto que desaparecen de tu vista.

Si lo que quieres es volar largas distancias hacia el pasado, puedes usar las alas del Pterosaurio, con ellas no tendrás límites.

También puedes diseñar unas alas que te propulsan de una galaxia a la siguiente más allá de la velocidad de la luz.

Quizá ninguna de estas alas te sirva, no desesperes. Siempre puedes inventar unas a tu medida que te lleven dónde y cómo quieras.

No olvides nunca que sólo tú pones los límites.

Llegados a este punto, visualiza las alas y serán tuyas. Ahora viene lo más fácil: agita las alas y, simplemente, levanta los pies del suelo.


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