domingo, 21 de julio de 2013

Mi primer endecasílabo

No te diré lo que soñé ayer noche.
Al despertar, tragué tu nombre roto
de cristal. Me quedé sin voz, sin gritos,
sin piernas para huir de tí otra vez.
La pregunta en la lámpara con polvo
que esnifé con los párpados abiertos           
y las tripas aún entre tus dedos.
No te diré lo que soñé ayer noche.
Desperté con las sábanas manchadas
por tu semen onírico y mi sangre.
No quise preguntar a los oráculos,
así que te quemé con las tostadas
y te mezclé con el café amargo.
La leche se cortó con telarañas
y, sin echar azúcar, me la bebí.
Te trituré con mis dientes de perra
y te tragué con veneno de cobra.
Más tarde vomité cristales rotos

y la bilis me recordó a tu cara.

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