Si te empujan,
pisa fuerte.
Pero si te tiran,
levanta rápido y sonríe.
Claro que volverás a caer,
que no te engañen.
Siempre lo intentan:
acéptalo.
A veces sólo te tambalearás,
otras, perderás el equilibrio:
y caerás.
Te hundirás y tocarás fondo.
Quizá hasta te quedes ahí un tiempo,
regocijado en tu fango, pensando:
“¿Por qué a mi?”
En ese momento no lo verás.
“¿Por qué a mi?”
que podrían morir tu padres,
“¿Por qué a mi?”
tu pareja,
“¿Por qué a mi?”
tu mejor amigo,
“¿Por qué a mi?”
o tú mismo.
“¿Por qué a mi?”
Que podrías perder las dos piernas,
“¿Por qué a mi?”
haber nacido en África,
“¿Por qué a mi?”
o que te echen del trabajo…
“¿Por qué a mi?”
Pero eso no lo piensas,
sólo tu mierda.
Quizá nunca se a fije en ti,
aunque le mandes flores.
No te asciendan,
aunque aumentes las ventas
y no consigas perder ni un puto kilo,
aunque cumplas la dieta a rajatabla.
Puede que te salga bien el examen,
Que te merezcas un diez y que tú lo sepas,
pero que tu profesor te de la hostia.
Te seguirán tirando.
Como todos.
O ¿qué te crees?:
¿que los demás no caemos?,
¿que nuestra vida es estable?,
¿Que es fácil verlo…
y seguir riendo?
Grito, Simon Hunter
No hay comentarios:
Publicar un comentario