¡No puedo dejar de pensar en ti y tus ojos
iPhone XX zafiro!
Te lo daría todo, hasta el wifi.
Bécquer 2.0
¡No puedo dejar de pensar en ti y tus ojos
iPhone XX zafiro!
Te lo daría todo, hasta el wifi.
Bécquer 2.0
Todos alineados: compañeros, jefe, novia, madre, amigos, suegros.
Todos, contra ti.
Tu aguijón venenoso amenaza. Zas.
Te quedarás solo.
Tu boca amarga nos acusa.
¿Espectadora o protagonista?
¿Película o documental?
¿Ficción o realidad?
¿Vigilia o sueño?
La vida en el espejo:
Yo, Alicia, y mi reflejo.
En tus brazos, luego la mano, los primeros pasos
si me caigo, anímame a seguir
sé paciente a veces no podré,
no me grites, abrázame
baja a mirar el mundo desde aquí
¿Ves?
En el vagón, yo escriba:
Dartañan sin espada afila el móvil
Dorothy lee baldosines, añora a su hombre y la hojalata
el sargento con plumas en el camuflaje,
Sólo escribo lo que nadie ve.
¿Quien eres?
soy yo mismo,
Ah, encantado.
Me suena tu cara
Claro, ahora soy tú
¿En qué momento me perdí?
Leo en mis redes un verso de Salinas:
“Sólo muere un amor que ha dejado de soñarse”
Menos romántica ya (o quizá más)
Tiemblo al pensar que los sueńos también,
si dejamos de amarlos, mueren.
Vuelve a abrir el libro, páginas con manchas ny la piel, letras ancianas . Acaricia una dedicatoria intacta. Murmura: Todos nos hicimos viejos menos tú.
La hormiga paró, soltó la carga.
Observó a sus compañeras obreras con extrañeza: ¿para qué?
Luego, cerro los ojos, movió las antenas. Al expirar, un cosquilleo por todo el cuerpo.
Se acabó: voy a dejar el hormiguero.
Y de pronto, un pisotón.