domingo, 9 de octubre de 2016

En caso de emergencia, cierra los ojos

¿Qué ves en esta imagen?


Una pareja de extraños que comparten un trozo de plástico. ¿Sólo eso? Vuelve a mirar la imagen antes de seguir por favor. Arriba, a la izquierda verás la palabra emergencia. Imagina la frase que termina esta palabra. Ahora, si eres observador, me verás a mi, apuntando a la pareja con la cámara del móvil.

¿Sabes? No lo sé con certeza,  ya estaban ahí. Seguro que al entrar en el vagón ni siquiera se notaron, eligieron el  primer asiento vacío que encontraron y dejaron caer sus nalgas y el peso de los días. El tren les mecía y con su traqueteo cerraron los ojos y apoyaron la cabeza en sus respectivos respaldos. Cabeza contra cabeza, separados apenas por unos centímetros de plástico.

En ese momento casi me dan ganas de levantarme en medio del vagón y gritar a todos ¿No lo veis? ¿Nadie lo está viendo? Él sueña con una mujer diminuta de pelo rubio, ella con un hombre alto moreno con el pelo largo. Primero se buscan con los ojos. Juegan un rato. Uno de los dos sonríe y el otro devuelve la sonrisa. Lo de siempre. En realidad no tiene ningún misterio. En algún momento él se acerca a ella, intercambian las típicas frases de situación, qué día hace, el verano que se está alargando, a mi que me encanta el calor, ah sí, ¿y por qué? Poco a poco las frases se precipitan y los lugares comunes dan paso a frases que contienen información. Intercambian nombres, profesiones, etc. Y de los hechos pasan a las sensaciones, a los gustos, a las risas y al coqueteo. El le pregunta que a donde va mirando al suelo. Ella le contesta tocándose el pelo y mordiéndose el labio que a Atocha. Entonces, se atreve a sugerir que, aunque él va a Nuevos Ministerios, si a ella le apetece, se podría bajar con ella en esa parada e invitarla a tomar algo en la estación. Por un momento tendrá miedo de haberse atrevido a dejar salir de su boca semejante proposición. Temor que se alarga una eternidad debido al silencio que ha quedado entre esta frase y la respuesta de ella. Sólo es que ella está pensando que qué suerte, que a ella normalmente nunca le suceden estas cosas que lee en las novelas. Finalmente ella contesta ¿y por qué no?. Y él suspira.

En ese momento saqué la cámara y apunté.

En Atocha, tras el café, hubo de todo lo que puedas imaginar. Un primer beso, una primera noche, numerosos encuentros y desencuentros. Y Justo antes de que se presenten a la familia del otro, antes de que hablen del futuro, se vayan a vivir juntos, se casen, tengan hijos, frustraciones y no tengan nada nuevo que decir. Justo antes de todo eso, tomé la foto y me bajé del tren, tres paradas antes de la mía.

Así nunca veremos cómo, a pesar de todo, cuando abran los ojos cada uno se irá por su lado.

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