domingo, 27 de abril de 2014

¿Qué habrá detrás de la curva?

Imagén: Cézanne, El camino del bosque, 1870-1871.

¿Qué habrá detrás de la curva?

Quizá un claro y un respiro
con ciento treinta y tres sonrisas
y un millón de besos para tu boca.
También habrá cuervos negros
en nuestras ventanas
veremos una lápida y gritaremos
en un acantilado sin eco.
Un lago petrificado de sueños de sal
alguna que otra puñalada en la espalda
un nuevo amigo, la brisa del mar
un barranco que no podremos evitar:
te despeñas o vuelas.
Tengo miedo.

¿Qué habrá detrás de la curva?

Si no aguantáramos las sombras,
ni el frío, ni la maleza, ni los bichos,
si no supiéramos sortear los árboles
caídos a diario, derribados,
por nuestras propias manos,
las palabras con espinas,
las serpientes de los bares,
si no pudiéramos soportarlo
y tropezáramos, mucho antes de llegar,
si nos cansáramos del roce
de nuestros cuerpos,
me soltarías o te soltaría,
nos soltaríamos.
Y sería el fin: Nuestro adiós.

¿Qué habrá detrás de esta curva?

No lo sé, por eso tiemblo.
Te miro y te digo cariño,
tal vez sea mejor parar aquí
o darnos la vuelta. ¿No crees?
No. Mejor parar aquí.
no podría volver atrás: sin ti,
otra vez si ti, perdida, en medio del bosque
devorada por los monstruos que he creado.
No, prefiero contigo, aquí y ahora,
a  salvo, pero así, así como ahora,
por favor, que no cambie.
Dime que será así siempre, una línea recta.
Enrédame con los brazos, protégeme
clava las raíces en la tierra, yo las clavo,
hasta que seamos sólo rama y hojas.

No, me respondes: deja ya de preguntarte
qué habrá detrás de la curva
que importa, da igual. Sólo anda,
camina y no mires atrás.
Te agarro: da otro paso, firme,
conmigo, te sujeto, habrá risas,
muchas más risas, te lo prometo.
Camina y no lo pienses:
Te quiero.


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