Desnúdate y
plántale cara al espejo. Mírate.
No, así no.
Mejor, cierra los ojos y cuenta
hasta diez.
Respira
profundamente y en cada expiración ve expulsando látigo y fusta. Visualiza
que no debes mirarte como lo haces normalmente. Cuando abras los ojos, tienes
que contemplarte sin echar cosas de menos y cosas de más.
Quítate la
toga de juez. Solo piensa que, salvo que tengas un gemelo*, tus ojos, nariz,
boca son únicos; tus orejas son únicas; la forma de la cara, el mentón y el
entrecejo son únicos; cejas, pestañas e iris son únicos; labios, dientes y
lengua son únicos; cuello, hombros y clavícula, únicos; pezones, pecho y
tripa, únicos; Tríceps, bíceps y antebrazo, únicos; dedo corazón, índice y
pulgar, únicos; genitales, únicos; cuádriceps, rodillas y gemelos, únicos;
talón de Aquiles, planta y arco del pie, únicos. Esos lunares estratégicos,
esas marcas de nacimiento, esa curvatura en esa parte de tu cuerpo, únicos.
Esas líneas de expresión alrededor de los ojos, esos pliegues que te sale en la
comisura de los labios y las líneas del entrecejo cuando te enfadas, únicas. Esa
carne de más o de menos, esa altura que te gustaría cambiar, ese pelo que te
gustaría tener de otro color, únicos. Ahora abre los ojos teniendo bien en
cuenta todo lo anterior y ríndete.
¿No te resulta tremendamente irresistible tu unicidad?
(Para una vida sana se recomienda repetir el ejercicio al menos una vez por semana. En caso de detectar síntomas de falta de amor propio, se recomienda hacerlo una vez al día por la mañana o antes de dormir)
* En caso de hermano gemelo, lee Instrucciones para mirarse en el espejo para gemelos.
No se si sabes el alcance de las cosas que escribes. Eres un modelo a seguir en todos los aspectos :-)
ResponderEliminarMarta P.
Marta, gracias por decírmelo y recordarme una vez más para qué escribo... No creo que sea un modelo, pero si mis palabras llegan y mueven, merece la pena... ¡Besos!
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