lunes, 6 de agosto de 2012

Familia elegida


Encontrar la inspiración y provocarla, 
hacernos cosquillas con las palabras y descojonarnos del mundo.
Descorbatar la realidad y ponerle una nariz de payaso.
Coger una corriente de aire y volar, romper el contexto en añicos.
Reírse en la cara de los que nos desprecian y dejar que nos resbalen las miradas por encima del hombro.
Catalizadores: potenciarnos unos a otros.
Reír. Sobre todo reír.
Desnudarnos desde dentro, levantar la voz y construir una burbuja irrompible.
Nosotros. Sólo nosotros. ¿Qué importa el resto?.
Luchar contra olas de más de cinco metros, dejar que nos arrastren y reír, sobre todo reír.
Enseñar una teta al mundo y tener orgasmos por la boca probando un pincho premiado y un txakolin. Soñar en grupo.
Reírse. Sobre todo reírse. De uno mismo, de todos nosotros, del mundo.
Horas que compensan la existencia.
Afortunados. Sentirnos afortunados porque hay gente que no alcanza estos momentos auténticos en toda la vida.
Derribar el mundo como un lego para volver a nombrarlo a nuestra manera.
Cambiar las piezas de sitio, una y otra vez, porque si algo hemos aprendido es que nada es eterno, y menos nuestra forma de construir el mundo.
Reírse, sobre todo reírse.
Bailar el ritmo de la noche, cantarla y crear juntos la danza de la luz.
Capturar nuestras esencias, compartirlas y convertirlas en fósiles.
Hablar sin filtros entre el cerebro y la boca que nos descafeínen.
Reírnos, sobre todo reírnos y no perder la sonrisa.

1 comentario: