Flotas como un pez autoenjaulado,
que espera al mar, que venga y te saque.
¡Pero no vendré a buscarte!
Amarrado a la rutina, sueñas al viento,
pero por mucho que yo sople,
nunca habrá en ti movimiento.
¡Has agotado mi aire!
Pones diques en todas partes,
porque temes desbordarte.
Y ahora quieres que te salve.
Tarde. ¡No me vaciaré para llenarte!
Bellísimo.
ResponderEliminarMe da la sensación de que llevaba mucho tiempo buscando algunas de las reflexiones que compartes en este blog.
Felicidades por tu empatía, y por tu forma de transmitir :)